Colón, Julio 11 de 1959
Srta. Lucía González
Pinar del Río
Lucía:
Mi deseo es que estés bien, contenta, fiel, y cerca de mi; pero como esto último no puede ser por el momento, oro a Dios para que lo demás sí sea. Yo le doy gracias a Dios porque estoy bien a pesar de que muchísimos hermanos están con fiebre y catarro, pero espero que Dios me libre de enfermar yo también.
Anoche recibí tu carta, pero no la pude leer hasta hoy porque Pedro llegó después que estábamos acostados y nada más me dio tiempo para recoger mis cosas y salir rápidamente. Aquí en Colón es que te contesto, pues ya tenía el papel y el sobre comprados, pero no te había escrito antes esperando a Pedro, para que supieras cuando salía de Matanzas.
Ayer le escribí a tu padre y pondré su carta en el correo junto con la tuya. Le mandé a decir que me contestara a Guantánamo. A ti te digo igual, pues vamos a comenzar por allá. Tal vez nos demoremos varios días para llegar, así es que me mandas a decir de dos iglesias al menos por adelantado y la fecha en que piensas visitarlas para yo calcular el tiempo y escribirte con más seguridad.
Según me han contado, son muchas las veces que me nombras en tu conversación. En Matanzas te hemos nombrado también en estos días; sobre todo Dámaris me ha contado como pasaron los días en Bauta, y lo mucho que te reíste con la estrofa última del himno número 30.
El ramito que me diste lo tengo dentro del Nuevo Testamento para marcar la lectura diaria. Como me dijeron que esa flor se llama “no me olvides”, paréceme que todas las mañanas me pides que te recuerde.
No entiendo por qué dices que le eche agua a la cartita; yo prefiero guardarla seca para en el futuro poder leer todas nuestras cartas del pasado. Quisiera que tú hiciera igual con las mías.
Mi nombre es Buenaventura, pero si te parece demasiado feo y largo ese nombre, puedes escribirle a Ventura sin buena, pues me da igual una que otra forma.
Te escribo a Pinar porque aunque te demores más en recibir la carta, hay menos riesgo de que llegue tarde. Antes de visitar Laguna de Piedra escríbele de nuevo a mis padres para que sepan fijo cuando llegas. No dejes de visitar a mis abuelos y tíos, que tienen deseos de conocer a mi novia.
Dile a Orestes que me mande siempre una notica dentro de tus cartas. Los demás hermanos, si lo desean, pueden hacerlo también de vez en cuando. Dale recuerdos míos a todos ellos.
Sin más por hoy, me despido de ti con “cariño creciente”.
Ventura Luis |